Hoy no h

Hoy me quedé en casa. Me levanté tarde porque ayer cumplió papá y bueno, dormí hasta las 10, un privilegio que de lunes a viernes es difícil de concertar. En cuanto salí de la cama prendí la PC y fui a higienizarme un poco. Amanecí con dos baldes de agua fría: el Cilindro Municipal se incendió y no se podría recuperar, y se murió El Sabalero.
El Cilindro pagaba 1,10 que iba a caerse por alguna cosa, pero El Sabalero no. Estaba haciendo un ciclo en el Bar Tabaré y preparaba una gira por todo el país. Siempre hizo eso, siempre estaba armando algo para tocar, para invitar a la gente a cantar, a compartir un momento con todos. Y cuando digo todos digo todos, ya que El Sabalero jamás le dijo no a nadie. No importaba clase social, orientación política u religiosa, si querías cantar a su lado o tomarte una con él, podías hacerlo que no te excluía, y si le caías muy bien capaz que él pagaba la próxima vuelta.
Un tipo que no era cantante, no era un músico de esos profesionales de ahora, era una persona simple, que anduvo por acá y por allá por diferentes circunstancias, que cantaba más por placer o por impulso que por otra cosa, y que luego se dedicó a eso para sobrevivir.
En fin, una persona demasiado buena. No podés odiarlo por su forma de pensar porque nunca se metió con nadie, a pesar de las diferencias político-ideológicas que tenga con otros. Siempre dispuesto a integrar a la gente, a compartir buenos momentos, a unirnos como seres humanos.
Debe ser la primera vez que se pueden ver en los foros de internet a la gente que ofrece sus condolencias, sin importar sus preferencias políticas, saludando (no despidiendo, saludando) a quien se lo merece, ya que su don de gente fue, es y será innegable.
Por eso y mucho más: José, gracias por todo.
(Foto: Rocío Fernández)